Aurora Luque (Almería, 1962)
El lenguaje poético de Aurora Luque (Almería, 1962) se configura como una extensión lírica que responde a un constante diálogo entre su vida y obra. Se licenció en Filología Clásica por la Universidad de Granada, iniciando en el año 1988 su etapa como docente de Griego Antiguo, empleo que aún desempeña. Ha desarrollado una reconocida labor como traductora, así lo atestiguan sus ediciones de Meleagro de Gádara, 25 epigramas (1995), María Lainá, Los estuches de las células (2004), poesía erótica griega, Los dados de Eros (2000), Safo de Mitilene, Poemas y testimonios (2004), Renée Vivien, Renée Vivien, poemas (2007) o Catulo, Taeter morbus. Poemas a Lesbia(2010). Es, además, parte del grupo de investigaciónde Traducción, Literatura y Sociedad de la Universidad de Málaga. En íntima relación con esta faceta, le fue concedido el premio “Meridiana” del Instituto Andaluz de la mujer (2007), como consecuencia de su incansable trabajo por visibilizar a escritoras sumidas en el olvido. Asimismo, se ha preocupado por la repercusión de la lírica en el apartado editorial: dirigió la colección de poesía “Cuadernos de Trinacria”, la colección internacional “MaRemoto” y, en 2005, fundó el sello editorial “Ediciones Narila”. Durante tres años (2008-2011) desempeñó el cargo de directora del Centro Cultural Generación del 27 de la Diputación de Málaga. A lo largo de nueve años (1999-2008) colaboró en el Diario Sur de Málaga como articulista de opinión, las publicaciones realizadas en este medio fueron recogidas casi en su integridad en las 147 páginas del volumen Los talleres de Cronos (2006).
Al iniciar la lectura de Aurora Luque el lector se adentrará en una obra que enhebra las alusiones mitológicas con un lenguaje cotidiano alejado de convenciones manidas: “Conversación con Catulo” (Aurora Luque, 2003: 53). La propia autora es consciente de la tendencia actual a deformar la poesía para acomodarla a las exigencias del público, corriendo con ello el riesgo de diluir la voz poética al transformarla en un rumor apenas significativo. Así, en “Epigrama del poeta joven” (Aurora Luque, 2003: 52) advierte: “Eres contemporáneo. / Tu lenguaje apetece por lo visto a la crítica. / Han dicho: —Cotidiano. / Y tú les obedeces sin saber, sin malicia. / Si dijeran: —Rubén, / Rubén escribirías: eres dócil y joven”. Se hace explícita la tarea de reflexionar sobre el lenguaje poético, acerca de sus posibilidades y las fronteras que se enmarcan en los límites de la traducción, tanto la aplicada a los textos a los que recurre, como a la conversión de la materia interior en palabra. Una característica prominente de su poética es la recreación de espacios mitológicos; quizá sea el aspecto en el que se aprecie con mayor claridad el fructífero diálogo que entablan su labor académica y su obra. En “Anuncios” (Aurora Luque, 2003: 50) puede advertirse cómo el sentido asociado a objetos de la tradición clásica griega —roca de Sísifo, toro de Dédalo, laberinto de Creta— es desplazado hacia la realidad contemporánea. Lo expuesto en “Anuncios” es extensible a multitud de poemas donde el espacio mitológico es el eje que sostiene a las demás unidades. De este modo al receptor se le entrega un texto que pertenece a dos mundos cuya unión se fragua en la universalidad de los temas que comparten: el amor, la muerte, la pérdida, el destino, la fe, la corporalidad y la palabra. La dualidad emerge para componer un intersticio del que nace el verso —entendido como materia sonora—: “Pondré mi oído en tu cuerpo. / Pondré mi verso en tu oído. / Podré tu cuerpo en mi verso” (Aurora Luque, 2003: 27). Sirva un sucinto repaso de la obra poética de Aurora Luque para corroborar todo lo citado.
En 1981 publica su primera obra, Hiperiónida, con la que obtuvo el premio de Federico García Lorca de la Universidad de Granada. Pese a ser una obra iniciática, pueden hallarse elementos que posteriormente serán constitutivos de un lenguaje poético consolidado; algunos de los poemas incluidos en este libro volverán a ser recogidos en el epígrafe “Juvenilia” de Médula. Antología esencial (2014). El título —‘hijo de Hiperión’— ya hace explícita la tendencia autorial hacia el mundo clásico. Problemas de doblaje (1989) —accésit del Premio Adonais— expone una honda reflexión sobre el lenguaje poético, aspecto que se aúna a la caracterización de la noche y el mar como espacios fructíferos para la emergencia de los signos: “Fluir en la corriente sagrada de los versos / de una noche a otra noche / y ser atropellada, ser mordida / por la negra belleza que estalla en las palabras” (Aurora Luque, 1989: 34). El valor de ambos espacios —mar y noche— se hará manifiesto en los títulos publicados en los años posteriores, a saber: Carpe noctem (1992) y Carpe mare (1996). Cabría preguntarse si la exhortación inserta en estos poemarios esconde una lectura admonitoria similar a la realizada por Horacio —“quam minimum credula postero”—. A colación de esta pregunta también deberían incluirse en ella las obras Carpe verbum (2004) y Carpe amorem (2007), pues las cuatro conforman una tetralogía cuyo hilo conductor es el advenimiento de la palabra sobre las materias predilectas de la autora. Como posible respuesta al interrogante planteado, me inclino a considerar que, en efecto, existe una cara oculta a tener en cuenta: “el tiempo se detuvo / ante una luz. / Y he de cambiar mi sangre / por el espacio mítico / de un sueño” (Aurora Luque, 2007: 33). Puede entenderse que los elementos que comprenden la exhortación interceden en la autora, la sumen en una suerte de sueño equiparable a la epifanía o al momento “de inscribir dentro del lenguaje un pensamiento que se resiste al lenguaje” (Amelia Gamoneda, 2018: 54). Así, los cuatro títulos referidos exponen una circunstancia regida por la fugacidad. Se invita a disfrutar de la noche, el amor, la palabra y el mar, pero sin olvidar la virtud-castigo de lo efímero; a la noche le seguirá el día —“Los dioses solo otorgan una noche / y un himno de nostalgia por esa única noche” (Aurora Luque, 2007: 58)—, la muerte se impondráal amor y al lenguaje —“El lenguaje no puede con la muerte. / Tampoco el amor puede, créeme” (Aurora Luque, 2003: 17)— y la realidad cotidiana o práctica al desahogo identificado con en el mar —“Los puentes inflamables / del medio del camino de la vida” (Aurora Luque, 2003: 18). Con todo, Aurora Luque sigue invitando al lector a recrearse en los ambientes y momentos que describe, puesto que -y nótese el poder del adjetivo-, “el Tiempo honrado sabe / respetar los tesoros de los muertos” (Aurora Luque, 2003: 39). Será precisamente el tiempo, equiparable a la ironía del Romanticismo, verdugo y salvador del contenido real y literario en la obra de la autora almeriense.
La mayoría de los versos a los que se ha remitido en esta ficha bibliográfica pertenecen a Camaradas de Ícaro (2003), I premio Fray Luis de León. El motivo, aparte de la concordancia con los rasgos descritos, responde a que la cohesión de esta obra la erige como una de las mejores de Aurora Luque. El poemario se divide en tres partes: “El Leteo está contaminado”, “Pies mojados en Campo de Asfódelos” y “La hierba del Elíseo”. La autora guía al lector por un camino de ascensión para salir del inframundo; en cada una de estas tres estancias del infierno se incide en la memoria del viajero, en el tiempo —de nuevo— como guía y en las sustancias que conforman el amor hacia lo material e inmaterial. Al concluir el trayecto —“La maleta vacía se parece a mi alma” (Aurora Luque, 2003: 69)—, el receptor del contenido poético se encuentra con el poema “Camaradas de Ícaro (II)”, lo que conlleva de forma inevitable una nueva caída, la cual propiciará una catábasis solo realizable al re-leer el libro sabiendo que, efectivamente, solo importa el trayecto. Camaradas de Ícaro puede resumirse a través de estos versos de José Ángel Valente —gran referente para la autora—: “Sobre la horizontal del laberinto / trazaste el eje de la altura / y la profundidad. / Caer fue sólo / la ascensión a lo hondo” (José Ángel Valente, 2014: 422).
Quedan por enunciar varias obras que, del mismo modo, exhiben la sinergia que mantiene Aurora Luque entre su labor de investigación y el acto escritural. El título Fecha de caducidad (1991) refleja la intervención del tiempo como actante sobre la materia poética; puede observarse a través del poema homónimo recogido en la antología Carpe amorem (Aurora Luque, 2007: 76). En 1998 publicó Transitoria, donde las referencias mitológicas vuelven a constituir la espacialidad de la obra; debe mencionarse un procedimiento autorial llamativo: en poemas como “La mirada de Ulises” (Aurora Luque, 1998: 22) el yo poético asume la perspectiva del personaje clásico para tratar de averiguar, como escribe Ángel González, “si desde allí la vida, / por las ventanas de otros ojos, / se ve así de grotesca algunas tardes” (Ángel González, 2010: 260). En los segmentos paratextuales de los títulos La siesta de Epicuro (2008) y Fabricación de las islas. Poesía y metapoesía (2014) se advierte la preocupación por la re-escritura y la reflexión sobre la creación poética. Por fin, sus últimas obras, Personal & político (2015), Los limones absortos. Poemas mediterráneos (2016) y Gavieras (2020) —XXXII Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe—. De ellas debe comentarse un aspecto que ha sido pasado por alto, a saber: la alusión a obras que han vertebrado el lenguaje poético de Aurora Luque a través de la asunción de ritmos, giros lingüísticos, recursos autoriales e intercambio de opiniones. Se ha mencionado a José Ángel Valente, pero esta lista se amplía a través de las citas que sirven de preludio a un considerable número de poemas. Así, el lector podrá hallar los nombres de Chantal Maillard —a la que Aurora Luque ha dedicado varios trabajos—, Anna Maria Iglesia, Virgilio, la Condesa Garsenda de Provenza, Juana Castro, Catulo, Caballero Bonald o Juan Ramón Jiménez.
Obra poética de Aurora Luque
Luque, Aurora (1981). Hiperiónida. Granada: Universidad de Granada, colección “Zumaya”.
____________ (1989). Problemas de doblaje. Madrid: Rialp.
____________ (1991). Fecha de caducidad. Málaga: Tediria.
____________ (1992). Carpe noctem. Madrid: Visor.
____________ (1996). Carpe mare. Málaga: La Dragona.
____________ (1998). Transitoria. Sevilla: Renacimiento.
____________ (2000). Las dudas de Eros. Lucena: Ayuntamiento de Lucena, colección “Cuatro Estaciones”.
____________ (2002). Portvaria. Antología 1982-2002. Cuenca: El Toro de Barro.
____________ (2003). Camaradas de Ícaro. Madrid: Visor.
____________ (2004). Carpe verbum. Málaga: Ayuntamiento de Málaga, colección “Monosabio”.
____________ (2005). Haikus de Narila. Málaga: Publicaciones Antiguo Imprenta Sur.
____________ (2007). Carpe amorem. Sevilla: Renacimiento.
____________ (2008). La siesta de Epicuro. Madrid: Visor.
____________ (2014). Fabricación de las islas. Poesía y metapoesía. Valencia: Pre-Textos.
____________ (2014). Médula. Antología esencial. Madrid: Fondo de Cultura Económica.
____________ (2015). Personal & político. Sevilla: Fundación José Manuel Lara.
____________ (2016). Los limones absortos. Poemas mediterráneos. Málaga: Fundación Málaga.
____________ (2020). Gavieras. Madrid: Visor.
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Información adicional
- Universidad: Alcalá
- Investigador: Jesús Aguilar Fernández-Gallego
- Publicación: Jueves, 20 Mayo 2021
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