Julia Uceda Valiente (Sevilla, 1925- )
Ser la primera escritora en democracia en obtener el Premio Nacional de Poesía por el conjunto antológico En el viento hacia el mar (1959-2002) en 2003 y, tres años más tarde, el Premio de la Crítica de Poesía Castellana por Zona desconocida (2006) constituyen dos circunstancias históricas lo suficientemente significativas para subrayar públicamente el mérito y el reconocimiento colectivo que merece una de las voces poéticas más personales y trascendentes del panorama lírico español contemporáneo: la poeta sevillana Julia Uceda Valiente cuya obra ha sido traducida a varios idiomas como el portugués, inglés, chino y hebreo y antologada y editada en diversas publicaciones españolas e internacionales.
Nacida en Sevilla en 1925, Julia Uceda entra en contacto con el mundo de la creación literaria en el seno de un grupo de jóvenes poetas sevillanos encabezados por Manuel Mantero quienes, en medio de la zozobra social, cultural e intelectual de la Andalucía de su tiempo, con una escasez de medios más que notoria, trataron de abrir espacios para la literatura, para la vida y para la cultura a través de revistas como Rocío (1955) y de tertulias y actos colectivos reivindicativos que se fueron sucediendo a lo largo de la década de los cincuenta.
En la Sevilla de los años cincuenta, Julia Uceda estudia Filosofía y Letras y se doctora con una tesis doctoral sobre el malogrado poeta montañés José Luis Hidalgo, sobre quien décadas más tarde editará el volumen titulado Los muertos y evolución del tema de la muerte en la poesía de José Luis Hidalgo (1999) aprovechando parte de los materiales analizados en trabajos previos como la citada tesis.
En este tiempo formó parte del claustro de profesores de la Universidad de Cádiz y de la de Sevilla hasta 1965, momento en el que, frente al aislamiento, opresión y falta de libertad del régimen franquista, de manera instintiva, decide autoexiliarse, escapar de un exilio interior que la cercaba y afligía, y buscar, por sí misma, aires de libertad, de autonomía y de desarrollo personal e identitario en otras culturas y otros países al no hallar asideros o vías para poder seguir viviendo en España.
Hasta ese momento Julia Uceda había publicado dos poemarios: Mariposa en cenizas(1959) y Extraña juventud (1962) y tenía casi ultimado un tercero titulado significativamente Sin mucha esperanza (1966).
Además de sus empresas en los consejos de redacción de algunas revistas sevillanas y de su labor científica y crítica en revistas como Cuadernos de Ágora donde se ocupó de escribir recensiones a algunos de los principales poemarios de su tiempo, en los tres primeros libros de la poeta sevillana se pueden aprehender algunas de las claves poéticas, símbolos, registros estéticos, rasgos definitorios y temáticas particulares neurálgicas en toda su producción lírica, conformando todos ellos una praxis poética en la que, desde sus primeros poemarios hasta los últimos, se produce un continúo diálogo entre la palabra literaria y la filosofía, la religión o el pensamiento en una suerte de tejido orgánico consciente e indisoluble en su práctica literaria.
En líneas generales, tanto en las estribaciones de sus primeros libros como a lo largo de su trayectoria, la poesía de Julia Uceda se desliza por una múltiple polaridad, un rigor, una cosmovisión y una constante búsqueda que, en ocasiones, dificultan la lectura del texto, la oscurecen o lo hacen difícil de descifrar para el lector o, en otras, da lugar a heterogéneas lecturas producidas porque, en muchos casos, su poesía se resuelve en formas de creación originadas en zonas suprasensibles o esferas metafísicas que gravitan entre las profundidades de lo más humano y los abismos de lo invisible, de lo irracional, del sueño y de lo telúrico.
Sus libros entablan ricas intertextualidades en las que se entretejen componentes relacionados con lo metafísico, lo personal, el deseo conocimiento, la aprehensión de recuerdos o momentos entrevistos, la búsqueda y el compromiso social e histórico con el deseo siempre latente de hacer pensar, reflexionar y conocer la vida humana.
Cada poema de Uceda es un ser en sí mismo. Un acto de conocimiento, de aprehensión o de explicación del ser personal, del mundo material o de las regiones suprasensibles e intangibles que, de forma latente, ocupan y preocupan a la poeta. Sus libros y cada uno de sus poemas adoptan formas heterogéneas en función de un inextricable proceso ascético, casi místico, de iluminación, de vislumbre y de reconocimiento de imágenes, recuerdos o palabras perdidas en los pliegues del tiempo o en los tejidos anímicos del interior que, en medio de la oscuridad, de la soledad, del silencio o del sueño comienzan, como en la caverna platónica, a adoptar formas y hacerse visibles en la memoria desde un estado de inconsciencia hasta la luz a través del lenguaje poético y de la simbología, ritualidad o mitología lírica capaz de proporcionarle significación visible por la palabra.
Desde Mariposa en cenizas, cada nuevo texto de Uceda supone una exploración personal, una reflexiva indagación particular sobre algún motivo que preocupa a la escritora de tal manera que su creación supone una constante búsqueda gnoseológica a la que la poeta aspira dar respuesta mediante la creación. En esa búsqueda se suscita y se trata de desvelar el misterio, el secreto, lo ignoto, lo intangible, lo inconsciente, lo latente, la memoria, etc., y una constante interacción entre el mundo real y trascendente o, dicho de otro modo, entre el plano de lo invisible e inconsciente y el plano de la materialización.
En ese proceso de búsqueda del conocimiento, de la persona y de lo que la rodea, los poemas de Extraña juventud, accésit del premio Adonais de poesía, plantean interrogantes sobre el ser y la identidad de la autora, una joven poeta extraña y extrañada en su interior y perpleja ante lo que la rodea que por medio del acto poético indaga en su yo, en su ser, en su existencia, en su identidad y en su persona y, desde ella, trata de pensar y conocerse a sí misma y a la propia vida que la circunda.
Los interrogantes, la subyacente concepción metafísica de su poesía, los poemas especulares y los desdoblamientos así como el mundo onírico y el universo mítico y simbólico característico de su poesía alcanzan madurez creadora en Sin mucha esperanza, libro que abrocha una primera esfera de la producción poética de la autora sevillana.
En 1965, Julia Uceda decide exiliarse para liberarse y tratar de hallar nuevos cauces personales, vitales y profesionales. Entre 1965 y 1973 ejerce como catedrática de literatura española en Michigan State University desde donde desarrolló una intensa actividad docente, investigadora y creadora en libertad y con muchas posibilidades de autorrealización que, en España, eran impensables para una mujer y una poeta como ella. Después de concluir su etapa americana y tras un breve paso por España, se afincó en Irlanda hasta 1976, fecha en la que vuelve a España y se instala definitivamente en una casa de campo en el valle ferrolano de Serantes.
Poco tiempo después de arribar a Estados Unidos, en 1968, la madrileña editorial Ágora publicó Poemas de Cherry Lane, un poemario trascendental en la trayectoria de la poeta sevillana por constituir una auténtica teoría del conocimiento y una teoría poética cercana a la mítica al edificarse cada poema como un proceso desde la indagación hasta el conocimiento y la muerte donde se funden vida, transformación y muerte, donde el tiempo y el espacio se erigen en dos planos en los que vida y muerte juegan, donde lo natural y el misterio, el silencio y las voces entablan diálogos que buscan respuestas en las aristas de los versos de cada poema.
A Campanas de Sansueña (1977), el libro irlandés de Julia Uceda, le siguió, en 1981, Viejas voces secretas de la noche. En ambos poemarios se puede apreciar una voz poética aún más misteriosa y mística como consecuencia los planteamientos y pensamientos sobre la existencia que brotan en unos poemas de profundo lirismo en comunicación entre el mundo exterior y el interior del alma, entre el pasado perdido y el presente desde el que se viaja hacia atrás por medio de la memoria y el recuerdo.
La plaquette Viejas voces secretas de la noche (1982) recoge, mejor que ningún otro libro, el reconocimiento de las palabras, el proceso desde lo desconocido a su gestación y plasmación desde la oscuridad en la paz del silencio y de la noche, silentes y silenciosas, hasta su aparición en forma de palabra y de poema como se puede apreciar en poemas como “Viejas voces secretas de la noche”, “Orden del sueño” o “Tregua”.
En sus últimos poemarios desde Del camino del humo (1994) hasta Escritos en la corteza de los árboles , la poeta sevillana se sumerge en la búsqueda del nacimiento del lenguaje y de la expresión de las emociones, de lo no dicho aunque existiera latente en el silencio atemporal o interior, de las primeras formas de dicción de una emoción o de unas sensaciones desde el primitivo ruido o sonido inarticulado, para, con ello, tratar de comprender el esfuerzo ciego de un ser por establecer una comunicación con él o con su propia y primitiva realidad, demostrar que el sentido de las palabras no se completa si no se puede analizar desde un punto de vista hermenéutico y recorrer, con todo, el camino que fue necesario transitar para reconocernos y poseer un idioma desde el silencio inicial.
Del camino de humo (1994) recoge un conjunto de poemas cuyo hijo conductor es el cortinaje vaporoso que apenas se ilumina en cada uno de ellos. Por ello supone una incursión en paisajes de ciudades nebulosas, en zonas interiores llenas de preguntas y recuerdos entrevistos en el vacío, en espacios vaporosos donde se dejan oír ecos lejanos, voces de la memoria o apariciones de momentos soñados o apenas percibidos en el mundo real o en el onírico o en arcanos lugares desde donde la memoria emprende un camino de regresión desde el ignoto o desconocido pasado depositado en ella hasta el presente que se hace acto por medio de la creación literaria.
Zona desconocida(2007) supone una aventura lírica de penetración en otros territorios de la existencia, más allá de la realidad visible; un adentrarse en la aspiración juanrramoniana a acceder a la «realidad invisible». En sus veintiocho poemas se suscitan numerosas interrogaciones fruto de la incomprensión y el deseo de revelación al que aspira la poeta. Los interrogantes se plantean al sentir del deseo de penetrar en zonas ignotas sobre los orígenes del ser, de lo que ha sido o pudo ser, al querer llegar a desvelar sueños, hacer emerger olvidos y recuerdos, hacer ajustes de cuentas consigo misma y con la historia, en un constante afán de búsqueda y de culminación en su particular voluntad de conocimiento perceptible en poemas como “¿Dónde la casa?”, “Apuntes de historia” y “Regresa el pálido caballo”.
Hablando con un haya (2010) y Escritos en la corteza de los árboles (2013) son las últimas aportaciones de Julia Uceda al panorama poético nacional. Los poemas de estos dos libros vuelven a recoger los ecos trasversales de las líneas esenciales de su poesía. La memoria y el recuerdo son situados en comunicación y revisión constante desde el presente con el afán de comunicarse con ellos y de atrapar el origen de la propia dicción, el inicio de la expresión de las emociones, los signos primitivos de la naturaleza y del ser humano desde donde se originó el propio lenguaje.
En definitiva, continuando la estela de ecos inmanentes a lo largo de su producción, sus poemas se orquestan partiendo de encrucijadas dialécticas en las que laten enlazados conceptos o esencias disimiles en constante conflicto entre el ser y el no ser, el estar y el ser deshabitado, el saber y el conocer frente a la duda y el desconocimiento real o producto del sueño, entre lo dicho y lo que está por decir, ha sido casi nominado o no es capaz de ser materializado por el lenguaje, entre el presente y el pasado que se desea hacer regresar, etc., en definitiva, entre lo material, visible, aprehensible o referencial y lo inmanente, el recuerdo, lo suprasensible o lo simbólico.
Para concluir, conviene no olvidar la ingente actividad editorial y cultural desarrollada en las últimas décadas por la poeta andaluza desde su residencia gallega. Julia Ucedaes miembro correspondiente de la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras y ha sido codirectora, con Fernando Bores, de la Colección Esquío de Poesía y del premio del mismo nombre en Ferrol, y codirectora con Sara Pujol de la colección de ensayos «La barca de Loto».
En los últimos años, su personal produccion poética así como su inquieta vida cultural ha sido reconocida con numerosos galardones y nombramientos entre los que destacan el de Hija Adoptiva de la ciudad de Ferrol (2009) donde vive e Hija Predilecta de Andalucía (2005) donde nació.
Bibliografía
Uceda, Julia (1959). Mariposa en cenizas. Prólogo de Manuel Mantero. Arcos de la Frontera: Alcaraván.
_________ (1962). Extraña juventud. Madrid: Rialp.
_________ (1966). Sin mucha esperanza. Madrid: Ágora.
_________ (1968). Poemas de Cherry Lane. Madrid: Ágora.
_________ (1977). Campanas en Sansueña. Madrid: Gráficas Uguina.
_________ (1980). En elogio de la locura. Prólogo de Manuel Mantero. Sevilla: Vasija.
_________ (1981). Viejas voces secretas de la noche. Ferrol: Sociedad de Cultura Valle-Inclán, colección Esquío de Poesía.
_________ (1994). Del camino de humo. Sevilla: Renacimiento.
_________ (2002). En el viento, hacia el mar (1959-2002). Edición de Sara Pujol Russell. Sevilla: Fundación José Manuel Lara.
_________ (2006). Zona desconocida. Seguido de un ensayo de Miguel García-Posada. Sevilla: Fundación José Manuel Lara.
_________ (2010). Hablando con un haya. Valencia: Pre-Textos.
_________ (2013). Escritos en la corteza de los árboles. Sevilla: Fundación José Manuel Lara.
Información adicional
- Universidad: Córdoba
- Investigador: Blas Sánchez Dueñas
- Publicación: Miércoles, 06 Abril 2016
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